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Esta vez comparto la cruda verdad porteña, así la viví YO, me gustaría mentir y decorarla con más colores, mas deseo ser verdadera y compartir desde mi sentir.

Llegué con miedo de respirar estas calles, estos edificios y hasta derrame una lágrima el primer día cuando no encontraba el rayito de sol... Paré, respiré y en ese instante una conocida se cruzó en mi camino con un abrazo y una sonrisa, recordándome que todo esta bien, que vuelva a la realidad.

A partir de allí, comenzó a tomar color mi querido Bs As. Me encontré con los amores de mi vida, que los ví brillantes, los sentí amados y aunque admito que alejarme de ellos es lo que más me vuelve a entristecer agradezco haberlos encontrado tan vivos y calmos. La vida nos va a volver a agrupar, con sus caricias gatunas y mi amor humano, estables en un lugarcito cálido y hogareño. Dicho y hecho está! 🧚‍♀️

Tuve el placer de recorrer avenidas y callecitas escondidas de la mano de esta divina. En ella mi fuerza y su fuerza, que me acompañó a todos lados y me entregaba alegría en movimiento y cruces inocentes. Con ella y en ella, me sentí en silencio en pleno caos, en pleno centro.

Aquí, mis colores preferidos. Mis amigues hermoses. Los grandes, los chicos, los charlones, los bailadores, los de acá y los de allá, ese abanico infinito que me entrega la vida de abundancia de amor. De mates calentitos, de chistes melancólicos, de lágrimas compartidas, de charlas profundas y superficiales, de encuentros antiguos y actuales. Este es el párrafo que resalto, porque ellos son y serán la familia que elegí y elijo que me abraza y abrazo, que me ama mientras amo, que disfruto que comparto y reparto. Encuentro la maravilla en sus diferencias, los recuerdos que vuelven, el presente que se crea de nuevas confidencias y caricias, sueños y movimientos. Siento, que por esto volveré siempre al nido donde nací; siento que esta ciudad del caos siempre me abrirá las puertas y que por ellos siempre aprenderé y aprendo a meditar para encontrarme en paz.

A aquellos con los que no me cruce o no avisé, sepan que los días fueron pocos y corrí hacia todos los rincones para tener presencia completa con quien compartía. Volveré, o nos cruzaremos en próximos destinos, no importa el tiempo o el lugar.

¡Quejas, muchas quejas! Nadie que me haya cruzado pudo recibirme sin quejas. Admito que me agoté algunos días de escuchar tanta tristeza y enojo, mas sé que todos pusieron su mejor versión (eso me asusta pensarlo) y que la vida me sigue sonriendo hasta con los encuentros menos pensados. Me hizo pensar en que me quejo yo?! Qué sentido tiene buscar la solución afuera? Más es oro puro para escuchar adentro... de que me quejo? Que me pesa? Porque lo hago? Creo que quejarnos, es un estilo clásico argentino, sobre todo porteño; nos da pertenecía de esta patria. Nos permitimos despotricar lo que carcome por dentro. Encontramos y buscamos culpables externos que nos dejen "libres" de resonancia y responsabilidad. Nos autoconvencemos que al estar expresando nuestro malestar, estamos cambiando las cosas...

Siento que en parte es verdad, cambiamos nuestra percepción de la realidad. Encontramos cada vez más cosas para quejarnos, mas esa energía que ponemos allí, ya no la tendremos para accionar en otros propósitos y lentamente nos vamos quedando solo "en y para" LA QUEJA.

Así que luego de todo eso, me pare frente a mí queja; la cual lograba molestar mi presente. La cual no terminaba de fluir con mi abundancia y estaba aferrada a que debía poder entrar en ese paquete... mas no a presión, no en forma de queja, no de esa manera. Y la buena vida, me mostró una vez más lo liviano que se hace cuando vamos atravesando miedos desde la acción en vez de mirarlo y criticarlo; en vez de depositar allí energía que nos desvitaliza. Mi segunda queja: Buenos Aires, he aquí un lugar al cual no estoy preparada para abrazar por completo. Diría que ya no es mi lugar, pero sé que la vida da muchas vueltas y que todo puede suceder.

Bs As, esta fuerte hoy. O por ahí siempre lo estuvo. Abrazo y agradezco a cada uno de los seres hermosos que me cruce, (y a los que no también) deseando que la queja no nos coma, que el miedo no nos ciegue, que en tiempos de crisis nos miremos aún más a los ojos y encontremos el verdadero presente; que por momentos nos confunden y nos mienten, haciéndonos sentirnos culpables o indiferentes por sonreír y agradecer por lo que si logramos gozar.

Gracias, por cada hogar que se abrió y cada sonrisa que me recibía con tanto amor y recuerdo. Saber que están acá, tenerlos mientras me tienen es un mimo impagable e inagotable. Gracias

Sigo camino hacia la casa materna, de vuelta al solcito y a los matecitos misioneros. Feliz porque este es mi primer vuelo del año, que maravilloso es volar !!!

Gracias Bs As y hasta la próxima