Sana acción

Hace unas semanas, antes de empezar a viajar, un Ser que solo habla en melodía y percusión, trajo a mí esa consciencia de que cuando ESCUCHAMOS las palabras, no hay vuelta atrás… A mi hoy me toca la sanación, con todos sus matices que me ha traído hasta el presente que Yo soy.

Hace dos semanas aprox, porque cada vez más difícil esto del calendario y 24 hs, admito me pierdo constantemente en el tiempo; partí de viaje, hacia un secreto y hermoso lugar Cordobés y luego a hogares porteños ya conocidos y elegidos. Por labores, por estudios, por abrazos, por excusas que la vida me presenta para estar siempre en movimiento. Mas esta vez, todo tomó un sabor distinto; esta vez fue junto a Munay.

En este último tiempo comprendí que le gusta viajar, que se asombra en cada ventana de transporte; observando cómo cambian los paisajes, descansando en mi regazo, entregándose en mis ojos. Conocer nuevos Seres llama su interés, recibir mimos de todo tipo lo relaja y lo degusta con placer. Ja, mucho mucho más fue lo que aprendí en estos días junto a él. Saborear los rayitos de sol a cada momento, olvidando todo tipo de dolor. Saber decir “MIAU” a tiempo, a aquellos que por las dudas se lo podían llegar a llevar puesto, ser respetuoso en cada lugar, limpio y silencioso, amoroso y atento a que sabor nuevo había para lengüetear. Cinco veces al día se come, lo necesario; no hace falta más cuando el estómago lleno está; por más que el plato este repleto y sea el más delicioso. Niños, niñas siempre su mejor excusa para levantar sus orejitas y escuchar, compartir. Observar su comunicación acotada y suficiente con el resto de los animales, quienes lo respetaban, y mayormente, un beso baboso por su rostro dejaban. Saber dejar, saber soltar y continuar con el próximo presente, relajado.

Me mostró las máscaras de los adultos transformadas en niños; al mirarlo, al tocarlo, al entregarse sin límites, como él lo hacía con todo su contexto, sabiendo que su cuerpo lo limitaba, y me lo recordó. Me contó que cuando hay amor sincero, cuando se ES, todo a tu alrededor vibra en esa burbuja armoniosa. Despertarnos como reyes, con amaneceres de fuego y su ronronear alegre, acostarnos en gratitud mirándonos por un día más compartido y dormir juntos el mismo sueño.

Claro, sí; tanto acompaño este proceso de duelo, que ahora (y nuevamente) me tocó a mí, en protagonista. Despertar gracias a un llamado susurrado y acompañar sus últimos suspiros en este plano intenso. Acompañarlo hasta el último instante de cruce de umbral, con respeto y amor, sostenerlo en el infinito de nuestras miradas-almas y soltarlo hacía su expansión.

Sí, ha sido por momentos muy doloroso y me animé a sentirlos. Anitcca y respiro, percibo mi cuerpo completo exhalo, canto al viento y medito, río, lloro, cuento y lo comparto. Lo más maravilloso de esta muerte es que la acompañé hasta el fin, que me ha dejado millones de perlas externas y billones internas. He flipado con él, en este y otros planos, y me he convencido de que por aquí también es el camino de mi Ser.

Honrar los viajes de cada quién, sentir el presente continuo, utilizar el pensar sin derrochar y SEGUIR VIVOS. Continuamos volando, ahora con una constelación que se amplía en el cielo… “Como es arriba, es abajo; como adentro, afuera”

Gracias a cada uno de los Seres que nos vieron, que nos mimaron en este camino, que nos escucharon, que nos cuidaron, que en su sana acción nos sanaron el alma, para fusionarnos en lo sutil de cada nuevo cuento. Gracias porque como a mí con Munay, a vos con tu amado y cercano Ser que está cruzando y hace poco ha partido por este mismo umbral ¡¡Ah sentirlo, es un arcoíris de sensaciones!! Gracias por estar

leyendo mis cuentos, que son sinceros, que son los ojos con los que observo este; MI ETERNO SUEÑO, donde estuviste presente como nuevo o viejo personaje ya tejido saboreando uno de mis más hermoso capítulo.

Ahora volviendo a casa, a mis cerros, a ese silencio y tiempo seco que amo y que elijo a cada momento como hogar, al escribir, al narrar, al contar...

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