
Psorry, soy así.
- Ayelen Maestra
- 17 ene 2024
- 4 Min. de lectura
Una ola muy fuerte e intensa que se armo en pocos días. Llena de mugre, de miedos, de tristezas, de muerte, de un amor que se me escapaba de las manos...
Una avalancha que pasó por todas las células de mi cuerpo, lejos de mis pensamientos, cerca de mi corazón. Dolor que me quemaba el alma en silencio, la cual intentaba con toda voluntad sostenerme y recordarme, "Esto también pasará" (pequeño recuerdo que guardo, de una compañera del secundario. Papelito escrito por su padre en la cartuchera, que todos los días lo leíamos y recordábamos lo efímero de la vida).
Estos días fueron muy profundos, de mucha mucha abundancia, de amor mostrado en tantos rincones que nuevamente me toca agradecer y compartirlo. Porque este viaje de la vida no es fácil, no es sencillo, pero si abrimos los ojos es maravilloso y milagroso.

Luego de este tremendo brote, con cero explicación consciente; la noticia llegó... Mi tío, mi padrino, uno de mis padres elegidos, en grave estado de salud... Vieron cuando el corazón se parte en dos y no sabe de dónde sostenerse? Bueno así, así entera; con un pedazo pesado del cuerpo en la tierra que se arrastraba para continuar en el minuto presente y el otro volando para que el dolor sea más liviano. La fiebre me recordó que parara, que frenará, que "haga cueva", que vuelva a estas sierras que no se puede solo volar, que hay que estar.
Dos minutos antes de la llegada de LA NOTICIA, un mensaje, simple y sencillo, que me la trajo. El mensajero: mi primo... "Sonsa" ja, fue esa la sonrisa que luego me recordó donde debía pasar mi cueva en comunidad y abrazo. Porque son estos momentos donde mi sensibilidad es tan extrema, que casi la puedo escuchar en mi oído susurrando palabras de amor.
Así que haciendo caso solo a mi sentir, el cual lo tuve que juntar y unir rápido antes de apichonarme. Acompañada de palabras de empuje y cariño de Alfredo dando rienda suelta, despidiéndome con las manos solidarias y humanas -"¡Recuperate!". Arme mochilita y volví a uno de mis tantos nidos, el más nuevo; pero no por eso menos importante para mí. Mis primos esperándome, abrazándome con sus sonrisas amplias. Ellos por ahí ahora recién se enteren, cuando los ví, ese fue el momento donde volví a respirar despacio. Gracias.
Allí solo estuve, no tuve que ser más ni menos, no fue necesario exagerar, disimular o ser más de lo que el momento ameritaba. Serían días de espera, que solo se podía esperar y tratar de estar sin tantas vueltas en la cabeza. Mi cuerpo, el lunes paso factura nuevamente 5 ladrillos dentro mío en el estómago que los paseaba por todos lados, 5 ladrillos que esperan el sol del nuevo día con noticias y nada más. Pero que difícil es estar acá cuando todo el ser quiere estar allá; en el futuro, donde las noticias ya llegaron donde el desenlace ya se presentó y es más sencillo desenvolverse para uno u otro lado. Que difícil se me hace frenar en seco tan a contramarcha de lo planeado. Ja, pero entonces mi cuerpo me recuerda, acá estás, de acá no te vas a ir, porque duele, porque pesa, porque acá solo no me dejas. Y una vez más gracias, el cuerpo me trajo acá.
Un mimo más llegó sin previo aviso, luego de un día completo en cama fuimos a "Las Chacras", al agua, a descansar, a despejar, a relajar y mi cuerpo lo agradeció por completo y se relajó y durmió.
Nuevo y último día de espera, 6.00 am empieza la operación no me apresure en despertar (cuanto más tarde me levante, menos espera despierta tendría)... Pero, nuevamente la vida juega su última carta; nos quedamos sin señal en el pueblo. JA! Sin embargo, mi picazón había bajado, mis ladrillos se desintegraban y algo en mi susurraba que todo estaba yendo bien. Desayunamos, almorzamos y fuimos en busca de señal...
En el grupo de WhatsApp, no me dio el cuero para escuchar las palabras directas de mi mamá; pero sí para leer a mi tía responder "Gracias a Dios🙏😇😇"... TODO, todo, todo se acomodo en mi cuerpo, en mi ser. La sonrisa y el alma lentamente volvieron, mis partes se unieron sin miedo, en calma. Todo salió bien, él allá completo, yo acá también.
Otra vez morir, otra vez nacer. Ahora sí, confianza y despacio a volver a construir, un tropezón no es caída, es aprendizaje.
La tarde transcurrió tranquila, como yo. Tranquila, agradecida de estar tan bendecida y rodeada de amor. Mirar los ojos de mi primo y encontrarme en el reflejo de mi amada Lourdita que siempre se presenta en silencio. Saber que mis pies estaban en éste nuevo cable a tierra paterno que me abraza. Escuchar las risas de mis sobrinos y verlos sonreír en inocencia. Sentir el amor de mi prima en su accionar y leer los mensajes de aquellos que en la distancia siempre están cerquita. Tranquila, todo esto está pasando.
Ahora de nuevo en Merlo, llegando por tercera vez, feliz y completa. Preparada para lo nuevo que la vida se prepara para dar. Enamorándome una vez más de este infinito y hermoso cerro.




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