top of page
Buscar

LUNITA EN LEO

  • Foto del escritor: Ayelen Maestra
    Ayelen Maestra
  • 15 mar 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 15 mar 2024

Se viene el siguiente paso de este maravilloso camino. Miro nuevamente esta postal donde al principio de mi estadía mi corazoncito estaba apichonado con temor a sentir.

Sentirla tan cerca en la techada, sentirnos juntas a las cuatro tomándonos un mate en Villa Margarita, muriendo de risa por tanta vida y luego sentir toda esa oscuridad que también iba a llegar... me preguntaba como iba a lograrlo.

Las oleadas del presente, de tantos movimientos en el hostel, tanta gente hermosa que fui conociendo y compartiendo no me permitieron cerrarme. El corazón en este último tiempo se expandió aún más, el amor se multiplica momento a momento y el retorno de mi alrededor ha sido increíble, enriquecedor, profundo.

Encontré familia a la distancia, amigos de poquito tiempo, amor profundo y sincero, que me anime a probar, y por todo ello; solo me toca agradecer y abrazar mi lunita, que resplandece de ecuanimidad, sabiéndose suertuda de poder vivenciar tantas emociones y sensaciones verdaderas.

Por aquí, he estudiado cada luna, cada madre que soy, cada hermana que acompaña, cada amiga que escucha, cada amante que acaricia. Me he encontrado una y mil veces con las mejillas vibrantes llenas de vitalidad, de mi ser femenina, de mi Ayelen masculina espejada en otros ojos.

El arte me ha rodeado continuamente durante todos los días; desde la mano de un tatuador que hace tremendos murales, los cuentos de sueños de un hermoso viajero o las estrategias amables de quienes se sientan frente a la tabla de ajedrez disfrutando mates.


Las voces e historias que he escuchado son tantas que el tiempo por momentos no me ha alcanzado para disfrutar de todas, pero de cada una me llevo su dulzura y su cariño.

Capilla me ha dejado llorar en soledad y compañía, disfrutar de sus paisajes en silencio, lectura y tecito caliente, refrescarme entre sus ríos que me recuerdan SIEMPRE fluir, no perder esa chispita que colorea. Saborear comidas de amor, de ruido, de muchos y pocos; de festejos y despedidas, de alegría, de vacaciones, de energía.

Por estas callecitas ya no me da miedo caminar sola, (o con vos) porque se han transformado una vez más en recuerdos llenos de vida, llenos de ganas, de proyectos.

Puerta Azul, hostel de puerta abierta con la locura al frente de mi querido jefe (que me lo llevo de amigo) que tiene la dulzura más pura e inocente de todas. Aquí encontré otra Torres dura de sensibilidad a quien amo cuando me viene a abrazar y rompe mis barreras. Donde sus desayunos son suaves y con olorcito a café de mimos, sus almuerzos de risas, mates a toda horas, y sus noches... sus noches son de locuras máximas para disfrutar. PUF, gran gran lugar para parar.



Me despido, seguramente para volver en otros momentos, mirar un ratito este majestuoso Uritorco y sonreír de vitalidad. Elijo un ratito de cueva en mi próximo destino. A descansar de tanto movimiento, con el cora explotado de gratitud una vez más y mi leonina brillando en Munay.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


bottom of page